Somos mucho más que un p&t! grito.

En 1894, el espía francés Alfred Dreyfus, fue acusado por traición a la patria. Según la milicia de dicho país, Alfred había sido culpable de vender información al ejercito alemán.

El caso, conocido como el “Caso Dreyfus”, marcó la historia de Francia para siempre. No por la severidad de la culpa, mucho menos por sus doce largos años de duración, sino por la patética e irracional forma en la que se llevó a cabo.

A pesar de haber revisado la vivienda y pertenencias de Dreyfus sin encontrar rastro alguno y de haber analizado su pasado sin poder levantar la más mínima sospecha, los “altos” dirigentes franceses estaban convencidos de su culpabilidad.

Con brillantes explicaciones como; “el no tener documentos en su casa es simplemente reflejo de su cauteloso trabajo como espía alemán”, o aún mejor; “el que Dreyfus haya aprendido varios idiomas indica que es propenso a compartir secretos con otras naciones”, los jueces se mostraron satisfechos para condenar a este hombre que no había hecho otra cosa mas que mostrar lealtad.

¿Qué tenia Alfred Dreyfus que no tenía ningún otro soldado de rango para culparlo?

Simple. Era judío.

En una época en donde no solamente la milicia, sino todo el país era dirigido por líderes opuestos al judaísmo, Dreyfus caía como anillo al dedo.

Esta historia nos puede parecer cruel e ilógica, sin embargo, a mas de cien años, seguimos teniendo el mismo comportamiento.

En psicología, choice-supportive bias, es conocido como la tendencia que tenemos de adjudicarle aspectos positivos a posturas y opciones que ya hemos seleccionado, sin importar si son correctas o no.

En el mundo coloquial, lo conocemos como extrema e ignorante terquedad.

Por ejemplo, si hemos decidido por cualquier razón, que tomaremos bebidas alcohólicas, buscaremos cualquier información, estadística, anécdota y meme que nos sirva para justificar nuestra postura. Consecuentemente, ignoraremos toda prueba del daño que nos hacen.

Lo mas grave de esto es que la repetitiva búsqueda de datos de convencimiento nos aleja de la realidad hasta el punto en el que perdemos noción de si la decisión fue buena o mala en un principio.

Si alguien es mas terco que nosotros, es nuestro cerebro.

“Memorias falsas y verdaderas se crean bajo el mismo mecanismo ya que cuando el cerebro procesa información y la guarda, no puede descifrar su procedencia” – Johnson, Marcia K. (2006), “Memory and Reality”. American Psychologist.

Desafortunadamente, desde niños nos han engendrado la idea de que decir “puto” no es tan grave. Inclusive, nos han convencido de que tiene mas usos que el Smart Mop.

Hemos llegado a tal grado que reconocidos escritores como Carmén Aristeguí , ya argumentan que la FIFA no entiende el uso que le damos a esta palabra y que es estúpida e ignorante su decisión en contra de nuestra Selección.

Ok, ¿aún mas ignorante?

El no tener la capacidad de reconocer cual es el verdadero problema y, en lugar de buscar soluciones, argumentar hasta con el “puto dedo chiquito” que la palabra esta bien utilizada y que el mexicano puede hacer lo que se le plazca en el estadio.

Wimbledon tiene la mas estricta etiqueta en el Tennis en el que el todo sonido esta prohibido durante los puntos en juego, el US Open de golf esta investigando a un jugador por haber usado un compás en sus notas, la NFL tiene estrictas políticas sobre el volumen del sonido local del estadio.

Esto NO ES NADA EXTRAÑO en el deporte y, nos guste o no, la FIFA tiene el poder de legislar su juego como le parezca conveniente.

Puede ser que no haya incongruencia mas grande que el multar a México y al mismo tiempo permitir tener el Mundial en el país en donde aun se aprueba el machismo extremo.

Sí, puede ser, pero para el caso, ES TOTALMENTE IRRELEVANTE.

La regla es clara y el problema es inminente.

NOS ESTAN QUITANDO DINERO POR GRITAR LA PALABRA. Muy probablemente nos puedan quitar victorias y calificaciones en un futuro.

Si nos estuvieran multando por gritar AAAHHH PORTERO, el problema seria exactamente el mismo.

¿Nos vamos a seguir regocijando en el hecho de que hemos usado la palabra puto desde niños y jactarnos de que ninguna otra sociedad es capaz de hacerlo como nosotros?

¡Vamos! Somos mucho mas que eso. Somos mucho mas que la FIFA. Somos mucho mas pensantes que lo que el resto del mundo cree.

Somos mexicanos, y aunque nos hayan engendrado el “puto” de la misma manera que nos engendraron el que nunca le podríamos ganar a Alemania, también somos capaces de reconocer cuando estamos viendo mal un problema.

Durante el “Caso Dreyfus”, el Coronel Georges Picquart llevó a la corte pruebas contundentes probando que la milicia francesa había cometido un error y que el verdadero culpable era un General de nombre Ferdinand Walsin-Esterhazy.

Registros de constante comunicación con los alemanes y análisis de tipografía en documentación secreta, mostraban evidencias claras en contra de Ferdinand.

¿La respuesta por parte de los jueces?

“Esto solo prueba que Dreyfus lo entrenó muy bien”

Increíble la ineptitud de aquellos dirigentes franceses. Su agresiva oposición al judaísmo los cegó por completo llenándolos de imparcialidad y alejándolos de la realidad del problema.

Dejemos de cometer el mismo puto error.

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