La humildad del éxito. Matthew Stafford.

“No posees suficiente creatividad”

Supervisor del periódico Kansas City Star. Palabras dirigidas a un empleado momentos antes de despedirlo.

Frustrado, pero aun en completa certeza de sus capacidades, el empleado respondió formando una empresa que logró recibir $15,000 USD de inversión, monto que en 1922 significaba un gran comienzo. 

Laugh O-Gram Films, su nueva creación, comenzó a diseñar caricaturas y cortometrajes que en retrospectiva estaban adelantados a su época. De hecho, su valor estaba tan fuera de lugar que, a solo un año de ser fundada, la compañía quebró. 

Hay dos aspectos que en su intangibilidad hacen del éxito uno de los conceptos más difíciles de entender.  

El primero lo encontramos en la falsa percepción de su antónimo. 

En los diccionarios, lo opuesto al éxito se define como fracaso, determinación que sigilosamente ha afectado nuestras vidas ya que no pude estar mas alejado de la realidad. 

Lo contrario al éxito no es el fracaso sino la reacción hacia este. Es hasta que lo consideramos fatal cuando se convierte en antónimo, de lo contrario, puede resultar en la llama más intensa y difícil de apagar (i.e. “es muy fácil de derribar” – Scout en el reporte de Tom Brady). 

El segundo, en el cual es importante ahondar hoy, es el frágil y humilde entendimiento de que la situación o externalidad en la que vivimos es más grande de lo que creemos y afecta significativamente los resultados.

Nadie entiende mejor esto que los surfers profesionales. Nadie de ellos posee ningún control sobre las olas, sin embargo, en ellas reside el éxito de los “viajes”.

En el 2008, los Detroit Lions lograron la patética hazaña de no ganar un solo juego. Esto provocó que pudieran seleccionar a Matthew Stafford, el mejor quarterback prospecto en el Draft. 

Durante los primeros dos años, Stafford experimentó lo que verdaderamente significa un cambio de situación. Estuvo lastimado mas juegos de los que perdió en Georgia (3 temporadas) y promedió casi dos intercepciones por juego.

El mar estaba picado. 

Sin embargo, en las siguientes diez temporadas, nueve las jugó completas, promedió 4,230 yardas, 26 touchdowns y 64% de pases completos. 

En doce temporadas totales, terminó con récord de 74 victorias y 90 derrotas, fue seleccionado una vez al pro bowl y calificó tres veces a los playoffs (perdió todas en la primera ronda). 

Considerando que tuvo que pasar por tres diferentes Head Coaches y que Detroit es considerada la peor franquicia de todos los deportes en Estados Unidos, Stafford logró con los Lions lo equivalente a Ben Roethlisberger o Eli Manning en sus estables y exitosas franquicias. 

En otras palabras, mientras todos competían con tablas profesionales, el se lograba mantener parado sobre una diseñada para aprender a patalear. 

Pero lo mas resaltante de su carrera adversa en Detroit no fue lo que logró sino la forma en la que reaccionó a ella. 

A pesar de terminar tres temporadas dentro del Top 10 en quarterback rating y posicionarse #12 de todos los tiempos en yardas por aire (49,955), jamás reclamó internamente las carencias de su equipo ni lo insinuó como causa de sus derrotas. 

Estas fueron sus palabras cuando fue intercambiado a Los Angeles: 

“Solo me duele no haber podido llevar a Detroit al objetivo que todos queríamos…ganar un campeonato” 

Aun en su salida, sus palabras expresaron arrepentimiento, no alivio. 

Si existe el destino y este tiene ética, se representó hermosamente en el Super Bowl LVI.

A Matthew Stafford la vida le otorgó un cambio radical de situación como pago por haber aprendido durante más de una década que hay veces en las que la entrega no es suficiente y que el logro de objetivos simplemente permanecerá bloqueado por externalidades.

El pago fue enorme porque a pesar de saberlo, Stafford reaccionó con humildad ante la situación y siempre evitó mencionarla. 

En su silencio seguido de éxito, nos dejó una hermosa lección. 

Los cambios y oportunidades más grandes de nuestras vidas no llegan solamente cuando nos sentimos listos sino cuando además aceptamos humildemente el hecho de que la gran mayoría de las cosas no las decidimos nosotros. 

Regresando a la historia de aquel empleado, en completa ruina después de haber quebrado su empresa, decidió que lo mas prudente era un cambio de situación y, junto con su hermano, empacó las pocas pertenencias y dibujos que aun poseía y se dirigió a California. 

En este nuevo lugar, en medio del apogeo del entretenimiento, sus caricaturas cobraron vida, y el destino, después de haber comprobado su renuente humildad, le pagó. 

En 1996, Walt Disney adquirió aquel periódico en el cual “no poseía suficiente creatividad”. 

En 2022, Matthew Stafford fue campeón del mundo. 

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