Lo estamos haciendo mal. NFL Draft.

“! Y con ustedes…los mejores prospectos del 2023!”

Mientras desfilaban cada uno de los jugadores invitados al NFL Draft y sus nombres eran pronunciados en el hermoso escenario construido afuera de Union Station, un flashback golpeó mi mente recordándome a una ceremonia similar.

“Estas presentaciones son iguales a las del Hall of Fame” – pensaba.

De inmediato, como cuando estas a punto de decir “salir para afuera”, detuve abruptamente mi pensamiento y me percaté de lo incorrecto que estaba. 

En realidad, el Hall of Fame no puede ser más opuesto que el Draft.

¿Por qué la NFL introduce a jugadores que no han demostrado nada de la misma forma que lo hace con aquellos que con sus sublimes carreras inmortalizan al juego?

Es como darle el mismo tipo de oficina que tiene el CEO de Goldman Sachs a un trainee.

Lo estamos haciendo mal.

La forma en la que la NFL introduce a estos prospectos colegiales es, quizá, lo peor que les pueden hacer.

Cuando el NFL Draft fue inventado en 1936, los equipos se juntaron en una sala del Ritz-Carlton en Philadelphia y escogieron a los mejores jugadores de un grupo reducido de noventa.

La idea era simple, buscar ecuanimidad en la liga y permitir que equipos en mercados pequeños pudieran competir año tras año. En retrospectiva, una de las mejores decisiones que esta liga ha tomado.

En su inicio, este evento carecía de glamour, mercadotecnia y presentaciones con lentes Chanel. Simplemente era una transacción operacional que ponía a la liga en una mejor posición competitiva.

Ochenta años después, gracias a su crecimiento exponencial financiero, la NFL ha convertido de esta estrategia operativa en uno más de sus acertados generadores de ingresos.

Recientemente, a partir del 2015 cuando la NFL decidió rotar el Draft fuera de New York, este evento ha representado alrededor de $350M USD de impacto económico para las ciudades anfitrionas. Nashville, en el 2019 reportó $220M USD.

En ratings, esta “selección de jugadores” es por mucho el programa televisivo más visto en Estados Unidos. El año pasado, la primera ronda (jueves) promedió 10 millones de personas. En comparación, 60 Minutes, el segundo programa más visto durante esos días promedió 7.5 millones.

El impacto económico y el negocio detrás del Draft es evidente, pero ¿en verdad tenemos hacer partícipe a los prospectos de esta manera?

¿Los tenemos que elevar a un status que no tienen?

Mas importante aún, ¿es lógico para los equipos introducirlos a la liga más competitiva del mundo de esta forma?

Los Panthers este año le pagarán a Bryce Young, su primera selección, aproximadamente $41M USD durante los siguientes cuatro años.  Al mismo tiempo, sabemos que la probabilidad de éxito con estos jugadores es de alrededor del 50% ya que la transición al football profesional es una de las más difíciles.

Los equipos, en búsqueda de acertar, durante décadas han intentado perfeccionar sus procesos cuidando minuciosamente los detalles para la toma este tipo de decisiones.

Sin embargo, a pesar de estos intentos, históricamente la probabilidad de éxito no ha cambiado.  

La causa, aunque simple de entender, es filosóficamente difícil de atacar.

En el deporta en equipo por excelencia, nunca podremos cambiar el hecho de que el éxito de un prospecto, después de eliminar su talento como ventaja competitiva, dependerá de su madurez como atleta profesional.

Es aquí en donde los equipos, al dejarlos desfilar como si fueran ya grandes estrellas, indirectamente están dejando ir una gran oportunidad de impactar positivamente el crecimiento mental de sus prospectos seleccionados.

Todo buen padre entiende esto. ¿Por qué los equipos no?

Podemos argumentar que este desfiladero de moda es elemental para el show y que este se terminaría si la NFL no se concentrara en los prospectos, pero en verdad no creo que sea el caso sobre todo cuando estamos hablando de la liga experta en creación de contenido.

Qué tal si mejor durante el Draft, exponemos las múltiples conversaciones sobre construcción de rosters, movimientos en el tope salarial y estrategia.

La liga ha transformado un evento que no representa nada más que expectativa en 10 horas de transmisión. El contenido nunca ha sido primordial.

¿Qué tal hablar sobre el sistema ofensivo o defensivo que el prospecto va a jugar y lo que se le exigirá en él?

¿No sería interesante saber quién es el jugador veterano más afectado por esta selección que ahora competirá por sobrevivir? El cual por cierto, hace poco tiempo caminó con esos mismos lentes.

La liga no tiene que depender en un Green Room y una alfombra roja para continuar generando ingresos de este evento que en su fundamento es todo menos que la coronación de carreras.

Hay una estadística en Estados Unidos que asegura que el 70% de las familias ricas pierden su status en la siguiente generación. No hay que ser General Manager de la NFL para entender el porqué.

Para ser rico en este mundo sin haber heredado, se necesita de inteligencia, frialdad, perseverancia y suerte. Pero más importante, se necesita de un incansable y debatiblemente dañino sentimiento de aversión a perderlo todo, lo más difícil de transmitir.

Ásperamente, las selecciones colegiales de un equipo en la NFL son sus inversiones más importantes. Al vestirlos con joyas de éxito, en lugar de inducirles aversión al fracaso, los equipos les regalan una inyección de blindaje contra este.

Blindaje que naturalmente desaparece justo al final de la alfombra roja.

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