Este jueves en la primera ronda del NFL Draft, cuatro quarterbacks (prospectos) dominarán la conversación.
A pesar de que más de doscientos jugadores serán elogiados como los mejores talentos del mundo, Bryce Young, C.J. Stroud, Will Levis y Anthony Richardson serán los nombres que la prensa, analistas, General Managers y Head Coaches discutirán primordialmente como resultado de la creencia táctica más arraigada a este deporte, nadie impacta los resultados como el quarterback.
Lo que es interesante es que al mismo tiempo las “Señoras Historia y Probabilidad”, en algún lugar remoto, se reirán nuevamente de este proceso que, a pesar de destinar cientos de staff y millones de dólares, genera expectativas incorrectas.
De los 71 quarterbacks seleccionados en la primera ronda, 21 han ganado el Super Bowl. En otras palabras, 71% nunca han sido campeones.
Por alguna razón, en la liga en donde todo gira alrededor de exactitud y análisis numérico, cuando se trata de tomar la decisión más importante en la construcción de un equipo, 29 es mayor que 71.
Para encontrarle sentido a esto tenemos que visitar a la Sra. Historia y tratar de aprender algo de ella.
En el último capítulo del libro “David and Goliath”, Malcolm Gladwell relata la increíble e improbable historia del pueblo de Le Chambon en Francia el cual, en la cúspide de la invasión alemana, no solamente decidió convertirse en el refugio más grande para los judíos sino incrédulamente lo publicó sin miedo a las represalias.
Increíblemente, los Nazis decidieron no hacer nada al respecto ya que entendieron que intentar detener los esfuerzos de este pueblo traería más riesgos que beneficios.
Le Chambon salvó miles de judíos y es considerado uno de los actos altruistas más importantes de nuestra historia.
Sin embargo, hoy es importante recordar esta historia no tanto por el pueblo sino por su líder.
Andre Trocme, pastor protestante, nació el 7 de abril de 1901. En 1926, se casó con Magda, una católica nativa de Florencia.
En la época (y quizá actualmente), combinar religiones en el matrimonio era como usar chanclas con calcetas, inaceptable, pero Trocme, a pesar de llevar una vida basada en creencias religiosas, tenía un gran don de perspectiva y apertura.
Dedicó su vida a hablar sobre inclusión en el mundo y la eliminación de barreras raciales o socio económicas. En su pensar, todos los niños y jóvenes debían tener el mismo derecho y oportunidad hacia una educación de máximo nivel. Algo que “todos creemos” pero pocos realmente pelean por.
A la llegada de los Nazis, Trocme recibió múltiples amenazas e inclusive fue arrestado y enviado a un campo de concentración en 1943.
¿Qué era lo que motivaba a Trocme?
¿Qué era lo que lo despojaba de cualquier miedo y le proveía un fuego interno imposible de extinguir?
En junio de 1911, después de ser abruptamente obstruídos por un auto, Andre y sus dos padres sufrieron un accidente. Su madre, como consecuencia de salir proyectada del automóvil, fue la única que murió.
Andre recuerda haber visto el cuerpo de su madre tirado y hecho pedazos. A los 10 años de edad, Andre perdió al amor de su vida de la manera más severa.
La belleza más grande de un niño reside en su cerebro. Al carecer experiencia, su mente no corre a hacer conjeturas e inferencias sobre el mundo. Al contrario, cada paso es uno nuevo y lleno de asombro. El tiempo salvajemente nos arrebata de esta capacidad mientras crecemos.
Sin embargo, esta pureza que los niños tienen indudablemente conlleva un riesgo.
Al no estar protegidos por aprendizajes que les permitan prevenir errores, la mente de un niño es considerablemente vulnerable a situaciones, comentarios, enseñanzas y decisiones fuera de su control. Es por esto por lo que el abuso a menores es el delito más salvaje.
El accidente automovilístico representó un momento crucial en la vida de Andre Trocme. La memoria del cuerpo de su madre en su tragedia más grande tenía todo el potencial de decidir su vida.
Es aquí en donde debemos detenernos e intentar transportarnos a ese momento, como si fuéramos espectadores del accidente en una banqueta aledaña.
Si reviviéramos el momento, veríamos a un niño lleno de lágrimas enfrente de dos cosas opuestas que decidirán su trayectoria por siempre. En sus manos, la primera oportunidad de trascendentalmente decidir.
La tortuosa muerte de su madre puede llevarlo a una depresión insuperable y al término impalpable del significado de su ser en la Tierra o, como hoy ya sabemos, convertirse en el fuego inextinguible que lo propague a entender, de forma única, lo invaluable de la vida.
Andre Trocme jamás olvidó ese momento, lo abrazó y lo volteó a su favor. En su cerebro, “había visto el horror más grande” y dedicaría el resto de sus días a nunca volverlo a experimentar.
Treinta años después, en la mente de Andre Trocme, los Nazis eran minúsculos.
¿Qué relación tiene esta historia con el “insignificante” Draft de la NFL?
Cuando un quarterback es evaluado, la velocidad en sus lanzamientos, agilidad, distancia, fuerza, récord, estatura, tamaño de manos, etc. son minuciosamente analizados por cientos de expertos que en hojas de cálculo intentan dibujar correlaciones con jugadores previamente exitosos.
Pero estos modelos carecen y SIEMPRE CARECERÁN de la variable más importante, carácter.
Carácter es la suma de decisiones que tomamos cuando enfrentamos adversidad.
Es hacer lo que en el momento parece imposible pero el futuro lo hace sentir correcto. Es lo que hacemos cuando nadie está viendo y cuando logramos desprender cualquier expectativa. Lo que nos guía a ignorar el peso del mundo para preferir vivir internamente hacia un objetivo.
Describir a cualquiera de los quarterbacks prospectos como líderes de una franquicia es incorrecto e irresponsable porque por naturaleza aun no conocemos su carácter.
No sabemos qué decisión tomarán al recibir treinta millones de dólares, lesionarse, vivir una racha de derrotas, ser criticado, tener que ver video a las cinco de la mañana por cuarto mes consecutivo, al no poder violar su dieta…al recordar que no son super humanos y que su dependencia hacia todos es irrefutable.
El jueves, afortunadamente ninguno de estos increíbles atletas sufrirá una tragedia como la de Andre Trocme, pero enfrente de ellos tendrán una decisión similar, una de la que nosotros como espectadores, desde una banqueta aledaña solo podremos observar.