Durante los siglos diecisiete y dieciocho en Europa, provocada por los aprendizajes de la Revolución Científica, nació lo que hasta hoy es considerada como la corriente intelectual mas importante de la historia.
Referida como La Iluminación, el movimiento fue generado por pensadores como René Descartes, Isaac Newton, Immanuel Kant, Adam Smith, Voltaire, etc.
Con ideas centradas solo en la búsqueda del conocimiento, este Dream Team Intelectual logró expresar y definir conceptos intangibles como libertad y progreso bajo el estricto uso de la razón.
Gracias a ellos, nunca mas la Iglesia y Estado volvieron a ser uno mismo, la libertad de expresión se convirtió en necesidad básica y el método científico, basado en evidencias, se consolidó como única guía de entendimiento.
Como daríamos todo por revivir a un par de estos personajes para que nos ayudaran a navegar en esta época en donde una vacuna, la cual en aquella época hubiera sido un inmenso y positivo acontecimiento, hoy es la causa de nuestra división social.
O, ¿no?
Hay un aspecto en la historia de La Iluminación que casualmente es omitido, en retrospectiva, porque representa una de las contradicciones mas grandes de nuestra existencia.
Durante esta época, la esclavitud experimentó su crecimiento mas grande alrededor del mundo, en gran parte, provocado por “raciocinios” presentados por algunas de las mas grandes mentes. Immanuel Kant, una de ellas, entre otras cosas argumentaba:
“En los países en donde hace calor, el ser humano madura antes de tiempo y no logra la perfección que logra en zonas templadas…la humanidad perfecta solo existe en la raza blanca…los Indios Amarillos tienen menor talento y los Negros están hasta abajo…los Blancos contienen todos los aspectos de la naturaleza, todos los talentos y disposiciones para la cultura y civilización, son los únicos que avanzan hacia la perfección.”
Si, en la época mas avanzada intelectualmente, uno de sus protagonistas firmemente creía que el calor era el responsable del desarrollo humano tal como si estuviera describiendo lo que pasa en un Kentucky Fried Chicken.
Tristemente, Kant no era el único.
Es esta época en la que oficial y textualmente el mundo dio origen a las clases sociales no basadas en religión o ascendencia sino en función e ingreso. Los “iluminados” tenían una disyuntiva, al mismo tiempo que proclamaban libertad absoluta, tenían que seguir generando riqueza en sus tierras. La solución fue sencilla, justificar la “inferioridad” de la clase obrera y/o esclavos con argumentos al estilo “depende que tanto calor haga”.
Doscientos cincuenta años después, seguimos batallando por solucionar el problema racial que aquellos brillantes hombres impusieron.

¿Cómo demonios pasan estas cosas?
¿Cómo es que aceptamos contradicciones tan grandes que en retrospectiva reflejan solo ignorancia?
Quizá la pregunta mas importante, ¿seguimos actuando igual?
Dejando a un lado el racismo, intentemos encontrar la definición de progreso. El diccionario la presenta como una mejora o avance que experimenta una persona hacia un estado mejor. Definición que bien pudo haber sido escrita por Mario Moreno.
En sus sinónimos encontramos palabras como: adelanto, ascenso, perfeccionamiento y superación. Ninguno con certeza en su uso.
Tal parece que la subjetividad en la definición de progreso es el elemento mas importante, sin embargo, somos expertos en ignorarlo.
Todos queremos “ser mejores”, diseñamos planes y metas alrededor de este pensamiento y dedicamos nuestras vidas hacia este logro, pero, interesantemente, pasamos poco tiempo en el análisis sobre si esto si quiera es posible o qué demonios significa.
Vivimos en un mundo en donde intentamos representar nuestra evolución mediante ciudades virtuales que nos conecten cuando al mismo tiempo experimentamos los índices mas grandes de depresión por la distancia que esto provoca.
Hemos llegado al momento en el que las figuras centrales financieras son odiadas al punto de querer intercambiarlas por ideas encriptadas dejando a un lado el importante hecho de que estos Bancos Centrales fueron creados para intentar reducir la disparidad entre ricos y pobres.
Nuestra radicalización se ha estirado de tal manera que para algunos evolucionar significa transformar su apariencia física en imitación de una estrella de pop y para otros el gastar lo equivalente a décadas de comida en imágenes digitales.
Progreso, quizá, no es solamente subjetivo como la felicidad sino ambivalente como la adversidad. Para dos personas el mismo acto puede significar exactamente lo contrario.
Si bien es importante recordar que esta búsqueda por mejorar es la que históricamente nos ha hecho combatir enfermedades, intercambiar pozos por tuberías y mantener viva nuestra especie, de la misma manera es fundamental aprender que su subjetividad y repercusiones nunca se van a ir.
¿Es estúpido pensar que es parte de nuestro progreso que aceptemos gente que se identifica como asexual y que exige ser referida con pronombres que hoy solo confunden? Tal vez. No obstante, la misma reacción existía sobre la población homosexual hace no mas de un siglo.
¿Es el mejor testamento de nuestra evolución el que con dos clicks tengamos cualquier cosa tocando la puerta de nuestra casa? Tal vez. Sin embargo, hay millones de desempleados que no comparten los efectos de un monopolio.
¿Quién esta bien? ¿Qué es lo correcto?
Nadie y nada.
Ese es el punto.
Vivimos por tener la razón y en el proceso olvidamos que son mínimas las cosas absolutas de esta vida. Luchamos por hablar y expresar lo correcto cuando quizá la ignorancia es una virtud y el escuchar el mejor elemento.
¿Cuántos problemas no existirían si el Mundo tuviera mas escepticismo y apertura? ¿Cuántas cosas mas descubriríamos si convirtiéramos cada conversación en una infinidad de preguntas?
En este año nuevo, el cual sirve como el mejor intento universal por hacer el tiempo tangible y reanudar, te deseo constante ignorancia y, en lugar de recibirla con ansiedad, que se convierta en el motivo de tu felicidad.
Te deseo que cada cosa que veas, escuches y experimentes, venga acompañada de una liberación por no deber tener certeza, que las cosas son así por razones que no comprendemos y que en esa falta de seguridad se encuentra la diversión del momento.
Después de todo, quizá la Iluminación nunca se ha referido a la proyección de luz sino a la recepción de esta.
Feliz 2022.
