Cierra los ojos, transpórtate a 1963. 

Imagina que eres jugador profesional en la NFL y que tu coach es Vince Lombardi en Green Bay. 

Te has convertido en uno de los mejores linieros ofensivos de la historia y, convencido de que eres menospreciado, solicitas una cita con Lombardi para renegociar tu contrato. 

La conversación se lleva a cabo: 

• “Coach (tartamudeando), soy el mejor centro de la liga y nuestra ofensiva corre el balón mas que ningún otro equipo…considero que necesito un aumento (sudando).”

Lombardi, sin siquiera mirarte a los ojos, se levanta de su silla y se retira del salón. 

Minutos después, lleno de incertidumbre mientras preparas tus cosas para irte, Lombardi regresa, abre la puerta y dice: 

• “Has sido enviado a los Philadelphia Eagles, adiós.”

Ya puedes abrir los ojos.

Lo que acabas de imaginar fue historia real para Jim Ringo, miembro del Hall of Fame y, efectivamente uno de los mejores linieros ofensivos de toda la historia. 

En 1963, el hablar y exigir llevaba riesgos fuertes sin importar lo justo de la petición. Marthin Luther King Jr. perdió su vida por expresar un sueño el mismo año. 

Hoy tenemos a Jamal Adams, safety de los Jets quien igualmente ha pedido un aumento y al hacerlo ha levantado la pregunta: 

¿Cincuenta y siete años después el exigir lleva el mismo riesgo?

Iniciemos revisando como es que Jamal y los Jets llegaron a esta situación y a su paso ignoraron que estamos en medio de la pandemia mas desastrosa de la historia en donde el pedir no esta de moda. 

Todo reality show tiene dos lados.

Los Jets no quieren renegociar el contrato de su mejor jugador simplemente porque no tienen que hacerlo. En abril, el equipo tomó la opción de extender a cinco años su contrato de novato lo que significa que hasta el 2021 Jamal esta obligado a callarse. 

Desde el 2011, solamente 7% de los jugadores seleccionados en la primera ronda han firmado una renegociación después de su tercer año. Aun peor, solo el 1.7% fueron defensivos. Ni si quiera Khalil Mack, a pesar de haber sido el Mejor Defensivo del Año en 2016, obtuvo dinero nuevo. 

Finalmente, aunque podemos argumentar que Jamal es el mejor jugador de la franquicia, para ésta no representa el contrato mas importante. 

Sam Darnold, su quarterback, esta en espera y, con los $26M proyectados de espacio que el equipo tiene en el tope salarial, el futuro financiero se ve complicado (para este punto le debemos dar las gracias a LeVeon Bell quien destruyó las finanzas del equipo). 

Entonces, ¿qué demonios esta pensando Jamal? 

Muchas cosas en realidad. 

De sus tres años en la liga, ha sido seleccionado dos veces al Pro Bowl y una vez considerado All Pro. De las ultimas 14 selecciones de primera ronda de los Jets, es el único que lo ha logrado.

En el 2019 y 2020 fue líder en presiones al quarterback con 17 y 25 respectivamente. Es líder de sacks en su posición de toda la NFL y de fumbles forzados en su equipo. 

Según la confiable métrica Pro Football Focus, Jamal es el cuarto safety mas productivo. 

Financieramente, será el #25 en ranking de salarios en su posición ganando menos que jugadores como Adrian Amos (who?!). Específicamente, nueve millones menos que Eddie Jackson (Bears) quien lidera el grupo. 

Recientemente, vio como Myles Garret, de su generación, se convirtió en el defensivo mejor pagado de la liga. 

“!Patrañas con esto de la pandemia!” –  la cabeza de Jamal. 

En materia personal, Jamal sabe lo importante que es “asegurar” su vida antes de que sea muy tarde pues su padre en 1986, a un año de firmar un nuevo contrato, sufrió una lesión jugando para los Giants que cambió su carrera para siempre.

Con estos argumentos de ambos lados mas el hecho de que la NFL no considera que la posición de safety deba estar entre las mejores pagadas y que Jamal quiere un contrato de $17M anuales, es como llegamos a este imprudente problema.

Pero lo mas interesante de este caso es que en su desenlace se disputa algo mas grande.

Recientemente, hemos visto un cambio de actitud en jugadores estrellas. Jalen Ramsey, Minkah Fitzpatrick, Antonio Brown, Trent Williams y Antonio Brown, mediante arrebatos públicos, acciones indisciplinadas y tweets agresivos, han provocado que sus equipos los intercambien a pesar de estos tener contratos vigentes. 

La era de holdouts, en donde los jugadores no se presentaban a entrenar en forma de huelga, esta desapareciendo gracias a que la liga aumentó considerablemente el castigo relacionado.

Sin embargo, en lugar de este aumento haber provocado silencio por parte de los jugadores solamente ha cambiado la forma de hablar. 

Ahora, la estrategia es expresar inconformidad al punto que genere distracción dentro del equipo hasta obligar a la administración que ceda. Aunque este intento no es nuevo, al parecer finalmente esta dando resultados. 

Jamal Adams esta siguiendo el Manual del Berrinche a la perfección.  

En su twitter, ha dejado claro que quiere irse de los Jets, públicamente ha dicho que esta intentando irse a Dallas, y tan solo ayer expresó abiertamente lo que piensa de su dueño.   

Claro, todo esto asegurando al mismo tiempo que se presentará a entrenar puntualmente. 

Si los Jets, quienes ya no pueden ser considerados como equipo en reconstrucción y que pelearan finalmente por la división (sin Tom Brady), lo intercambian a alguno de los equipos en la lista de Jamal (todos equipos de playoffs menos Dallas) en medio de la temporada con mayor incertidumbre desde los inicios de esta liga, terminarán de provocar un cambio de poder y autoridad en la NFL. 

En resumen, quedará claro que cualquier jugador importante puede forzar su salida hacia un mejor equipo. 

Será una bienvenida a la NBA. 

Por otro lado, si los Jets deciden ignorarlo o enviarlo a un equipo como Jacksonville el cual no es considerado contendiente y no es parte de su división, simplemente reforzarían la mentalidad y estructura con la que esta liga fue creada. 

Vince Lombardi, sin mirarlo si quiera, simplemente se retiraría…