Se conocieron en un momento mágico.
Por cuestiones de trabajo, Él se encontraba solo en aquella reunión en la cual ninguno tenía mínimo interés. Ella, hermosa como siempre, no podía esconder la sonrisa que siempre había sido responsable de atraer a muchos.
Él se acercó, sin miedo a perder algo, ignorando lo que alguna vez le había llamado la atención de la palabra dignidad, y tomándola de la mano, le dijo: “antes de que cualquier cosa suceda, debes saber que llevo diez años casado…siempre seré honesto contigo…”
El cariño y cercanía de ambos, provocó que en un año su relación escalara a otro nivel.
Él se divorció para mantener su transparencia y pureza, mientras que Ella no desperdiciaba ningún momento para expresar su felicidad. Después de todo, en un instante, habían conocido a la persona de sus vidas.
Catorce años fueron testigos de su amor. Por supuesto, y al igual que sucede en Cinépolis Universidad, la intensa y cercana convivencia con otro ser similar, provocó malestares y discusiones. Sin embargo, en todas ellas, la sinceridad y gran comunicación entre ambos, logró resolverlas.
Hasta que un día, tan cotidiano como hoy, esta fue la conversación:
Ella – “por favor dime que el mensaje que acabo de leer no es verdad…”
Él – “no tengo palabras…sí lo es…”
Ella – “…prometiste amarme siempre, prometiste jamás engañarme…”
Él – “…lo sé…lo intenté…”
Ella – “…me has destrozado la vida…”
Con plenitud total, de esa que proyectamos cuando hemos convencido a nuestra mente de que difícilmente nos equivocamos, Él respondió:
“Ningún ser humano tiene la capacidad de destrozarle la vida a alguien. Tu lo has hecho sola. No al desear que esto nunca pasara pues yo lo he hecho de igual manera, sino al pensar tener el derecho de exigir una naturaleza diferente. Naturaleza que aceptaste el primer día que te vi.”
Todos estamos conscientes del problema en el que Facebook, la empresa que presume conectar a dos mil millones de personas por todo el mundo, esta metida por haber cometido actos de corrupción política y presuntas violaciones a la confidencialidad de información personal.
Sin embargo, ¿estamos conscientes del problema en el que cada uno de esos dos mil millones estamos metidos? ¿Nos lo hemos preguntado?
Empecemos por la inmensa ironía del problema.
A la empresa a la que le hemos decidido compartir nuestro; pasado, preferencias sociales, intereses futuros, gustos impulsivos, opiniones sin fundamento, críticas vacías y comportamientos irracionales, ¿hoy la vamos a culpar de haber violado la CONFIDENCIALIDAD de nuestros datos PERSONALES? Really?
Los datos tienen de PERSONALES lo que Yuya tiene de talentosa.
Si hoy nos parece normal compartir hasta lo que comemos dejando nada exclusivo en nuestra memoria, ¿por qué habría de sorprendernos si mañana encontramos imágenes de Lopez Obrador comiendo las flautas que nos encantan? ¿Le vamos a reclamar a una maquina el estarnos influenciando? ¿Qué dice esto de nuestro intelecto?
Ahora, una sencilla pregunta; ¿qué hemos leído más, instructivos o TV Notas?
Dado a nuestra triste respuesta, he aquí el como debería leerse el instructivo Facebook.
Estimado Usuario o Amigo,
El sitio que esta por utilizar, se alimenta de su actividad. Los algoritmos que lo hacen posible, rastrean todos sus movimientos incluyendo lo que escribe, lee, admira, critica y, mas importante, con quien lo hace. Éstos, automáticamente generan información basada en estos resultados asumiendo que es lo único que le importa en su vida. Para alimentar su adicción, ellos arrojan constantemente información con las mismas características lo cual genera un efecto bola de nieve en el cual su criterio y análisis gradualmente desaparece pues su pantalla eliminará toda oportunidad de aprender intereses nuevos.
Por otro lado, y gracias a la facultad que tiene el ser humano de avergonzarse de sus fracasos como si fueran únicos e irremediables, el intensivo uso del sistema le permitirá crear una utopía llena de amor, éxitos y conexiones íntimas. Con cada segundo entregado a la pantalla, sentirá cada vez mas real dicha fantasía y lo único que tendrá que hacer para combatir enfermedades mentales provocadas por esta obsesión, será, evidentemente, pasar mas tiempo inmerso en ella.
Sin mas por el momento: Happy Sharing!
Finalmente, creer que Facebook vive y crece de las conexiones sociales es como creer que Nike vive de hacernos mas rápidos.
Una persona de treinta y tres años no es BILLIONAIRE por juntar amigos. Nuestra información, nuestra foto del increíble triatlón que terminamos, se usa para vender, para generar los 27 mil millones de dólares al año.
¿Alguien sabía que Mark Zuckerberg mide 1.52m? ¿Acaso nos lo habíamos preguntado?
Por supuestos que no. Todas las fotos que logramos ver de el están perfectamente cuidadas para proyectar a alguien mas alto. Eso vende mas.
Facebook no es una comunidad, es una maquina de hacer dinero vendiendo productos llamados: mensajes privados o videos de perritos.
¿La solución? ¿Eliminar Facebook? ¡Claro que no! El solo hecho de haber compartido esta columna mostraría incongruencia.
Como cualquier adicto, la solución empieza aceptando que tenemos un problema. En este caso, que somos NOSOTROS el problema. Que el hecho de que la mísera cantidad de 100 mil dólares sea capaz de desviar las votaciones en un país, habla mucho mas de nuestra ignorancia y debilidad mental, que de algoritmos malignos.
Nuestro cerebro debe usar la plataforma, no al revés. Campañas como “Safety Check” y “Disaster Message Board” nos han dado muestras claras de lo que somos capaces cuando lo hacemos.
Entendamos que Facebook fue diseñado como MEDIO DE MANIPULACIÓN y que solo con nuestro discreto e inteligente uso podemos convertirlo en MEDIO DE COMUNICACIÓN.
Entendamos que lo que esta mal no es el compartir la forma en la que nuestro perro hace del baño, los momentos irrelevantes en los que compramos algo, o cada paseo como si fuera la vacación de nuestros sueños, sino después, pensar ilusamente que tenemos algún derecho de quejarnos cuando nuestro cerebro este seco y toda compra, decisión o pensamiento este influenciada.
Esa es la naturaleza de Facebook…naturaleza que aceptamos el primer día que lo vimos.