A sus 25 años de edad, Julián solo tiene tres años de experiencia profesional. Poco antes de graduarse, de una de esas universidades “buenas, pero no tan caras”, descubrió su gran pasión por las ventas.
Durante una actividad requerida por su escuela, en la que le fue «solicitado» vender boletos para un sorteo, Julián se dio cuenta de la facilidad que posee para convencer a la gente e ignorar por completo el hecho estafador del que estaba siendo víctima.
Seamos sinceros, ¿cuántas cosas más irónicas podemos encontrar en la vida que una universidad, que cobra diez años de salario, obligando a sus “clientes” a recaudar más dinero? Todo para “su educación” …priceless
En fin, Julián hoy atendía al llamado de una nueva empresa pues no es de genios saber que las oportunidades no se dan todos los días. Preparó minuciosamente la presentación y, en perfecto cuidado de su persona, comenzó a explicar su estrategia de venta que ejecutaría si fuese contratado.
En frente del dueño de la empresa, su hijo, y, una empelado de recursos humanos, Julián fue escuchado atentamente. La expresión de los presentes no dejaba duda del asombro y emoción al sentir haber descubierto a alguien especial.
A veinte minutos de la presentación, todo fue interrumpido abruptamente por palabras del dueño: “¡No tenemos que ver más! Estas contratado, serás el nuevo Vicepresidente de Ventas.”
El hijo del dueño, mientras escupía la galleta Marian que intentaba saborear, en secreto se atrevió a retar a su padre: “Esa es nuestra posición más alta dentro de la empresa…después de la mía claro…le estaríamos ofreciendo un sueldo irreal para su edad y poca experiencia…”
El dueño, desdoblando su pierna cruzada, puso cuidadosamente la tasa sobre la mesa, la cual llevaba lo que sobraba de café y, viendo con completa autoridad a su hijo, dijo en voz alta refiriéndose a Julián: “¡Es más, tendrás el salario más alto y los bonos de desempeño más grandes que cualquier empresa de esta industria ha visto…cualquiera que esos sean!”
El dueño, dejando atónitos a los presentes, se levantó y, antes de recibir cualquier queja de su hijo insolente, le aseguró: “Esta persona tiene la capacidad de convertirnos en la empresa más grande del mundo, no importa cuanta gente tengas que despedir, a partir de hoy, nuestra única apuesta es él…con el tiempo lo entenderás.”
Horas después, Julián firmó el contrato más grande en la historia de la industria, $74 millones garantizados, $137.5 millones incluyendo bonos. Todo esto, solamente en los primeros cinco años.
Encontrar un franchise quarterback en la NFL es más difícil que encontrar un OXXO sin filas.
Increíble como parezca, no existen 32 personas en el mundo capaces de jugar esta posición al nivel que la liga lo requiere para cambiar un equipo y convertirlo en contendiente. Habla de la complejidad y dedicación que se requiere.
Durante los últimos años, hemos visto la desesperación que los equipos reflejan hacia este problema en contratos repugnantes creados ante la mínima, a veces insignificante, señal de que han encontrado a alguien. Lo equivalente a una novia gritar: “¡Sí!” con solo ver el brillo del anillo.
Alguno de estos equipos pagan por ver (Brock Osweiller –Browns, Mike Glennon – Bear), el jamás olvidado JaMarcus Russel –Raiders, etc.), mientras que otros pagan por nunca dejar de ver (Eli Manning – Giants, Joe Flacco – Ravens, Matthew Stafford – Lions). Lo relevante de esto, es que, en ambas situaciones, la apuesta hacia un jugador va a expensas de los otros 52 que restan.
En el deporte en equipo por excelencia, esto puede ser la ironía más grande.
¿Por qué los equipos siguen aventando la casa por la ventana tratando de encontrar al siguiente Tom Brady? La primera parte de la respuesta es simple; un jugador como el esposo de Gisele, tiene la capacidad de convertir a una franquicia en dinastía y hacerla crecer por los siguientes diez años. Sin embargo, lo interesante se encuentra en la segunda parte.
Uno de los errores más comunes que comete nuestro cerebro, el cual es demostrado en numerosos experimentos y explicado en grandes publicaciones, es la irresponsable forma que tenemos de crear expectativas positivas. Una vez que generamos una idea en nuestra cabeza, buscamos información que “confirme” lo grandioso de esta. Es decir, tendemos a ignorar los aspectos negativos y reales que también conlleva.
Alrededor de 75% de las nuevas empresas, quiebran durante su primer año. Sin embargo, parece que el 100% de nosotros nos sentimos capaces de crear el nuevo Facebook. Más del 70% de la población, asegura que sus hábitos alimenticios son mejores que el promedio… Really? Matemáticamente imposible. En fin, no solamente tendemos a sobre valorarnos, sino también, eliminamos información que nos diga lo contrario.
Todo equipo en la NFL sufre de esto. Todo General Manager se convence de haber encontrado a Brady, aun cuando constantemente las probabilidades deberían recordarle lo contrario.
Tratando de ser objetivos, supongamos que estos son los quarterbacks dignos de ser considerados “Julianes”: Brady, Roethlisberger, Rodgers, Brees, Ryan. ¿Cinco de 32? ¿15% de bateo? ¡¿EN 10 AÑOS?!
Ahora, no todo en la vida y en esta columna es negativo. Así como en el mundo profesional hay gente que, educado por las circunstancias, decide tomar la carrera de empleado y hacer lo mejor de ella, en la NFL también tenemos “genios” que escuchan…hoy los tenemos más que nunca.
En lugar de pelear contra el monstruo llamado realidad, equipos como Jacksonville, Minnesota, y los campeones Philadelphia Eagles, han decidido tomar la alternativa de destinar la mayoría de sus esfuerzos y recursos a la creación de un equipo y no al bienestar de un individuo. Volteando la estadística, hay 85% de probabilidad de tener éxito así.
Blake Bortles (Jaguars), Case Keenum (Vikings) y Carson Wentz – Nick Foles (Eagles) hoy son enormemente beneficiados por esta forma de construir una organización. Es difícil verse feo manejando un Ferrari.
En los 70’s, el énfasis estaba en crear una defensiva dominante. En los 80’s, la llegada de sistemas ofensivos complejos generó la necesidad por receptores inteligentes. En los 90’s, la urgencia por aumentar el tiempo de posesión, dio vida a históricos corredores. Hoy, la evolución atlética de los linieros defensivos, la tecnología en el entrenamiento de los quarterbacks y el cambio en las reglas del juego, son responsables de la necesidad de un gran quarterback.
¿Será que la constante lucha fallida por encontrarlo, la cual tarde o temprano se cansa, hoy comience a dar inicios a una nueva evolución? Al final del día, Brady no levantó el trofeo aun cuando lanzó la mayor cantidad de yardas en la historia del Super Bowl.
El contrato de Jimmy Garoppolo, con sus “impresionantes” siete juegos de experiencia y cinco victorias consecutivas, es la prueba de que aún tenemos equipos dispuestos a morir por Julián.
Por lo contrario, Nick Foles y compañía, representan otra forma exitosa de vivir.
¿La mejor?
En palabras sabias de aquel dueño; el tiempo nos lo dirá.